Se habla mucho de las limpiezas de cutis o de las higienes faciales si las queremos llamar de forma más bonita, hay información de muchos tipos; ¿cada cuánto tiempo? ¿son perjudiciales? ¿abren los poros?, voy a intentar, poco a poco, iros explicaros mi opinión.

Todas las pieles acumulan en mayor o menor medida, partículas externas como son restos de humo, polvos contaminantes, incluso microorganismos que se adhieren y ensucian la superficie cutánea, unido a que diariamente y de forma natural la capa córnea se descama y el sebo segregado por las glándulas sebáceas se acumula en los folículos pilosebáceos originando los tenidos “puntos negros” y la dilatación del poro. Estos se pueden infectar provocando la aparición de alteraciones lipídicas indeseables “granos”.

Aunque se realice una limpieza de la piel diaria, existe una tendencia al acúmulo de esta suciedad, que unido a un exceso de corneocitos (queratinización- células muertas) puede alterar el equilibrio del manto natural de protección de la epidermis y consecuentemente el de las capas más profundas provocando la aparición de alteraciones de la piel como alergias, dermatitis, acné, etc, promueve la aparición de arrugas, piel cetrina, sin luz e impide la correcta penetración de principios activos que incorporamos en las cremas.
Por eso es necesario realizar una limpieza más profunda y específica, realizada por un profesional, la periodicidad depende de las características de cada piel, siempre respetando el ciclo de renovación epidérmica de 21 a 28 días y el ciclo natural de segregación de sebo que es 7 a 8 días, en tratamientos más específicos como el acné.

Muchas me preguntáis cada cuanto hay que hacerme una y siempre contesto lo mismo, todo depende del estado de la piel y sus características, hay personas que se pueden hacer una o dos al año y sin embargo en otros casos es importante una constancia. Lo ideal es que, con un buen ritual de cuidados en casa, consigamos ir espaciando el tiempo entre las limpiezas.
Pero de eso os iré hablando más adelante………